jueves, 30 de junio de 2016

Alfred Adler

Psicología individual y teoría de superación

Psicología Individual
Alfred Adler (1870 – 1937) fue un médico austriaco, terapeuta y creador de un nuevo modelo de psicología al que se ha dado en llamar psicología individual. A pesar del nombre, esta teoría no estudia al ser humano como ente abstracto, sino que define y procura entenderlo en su relación con la comunidad. Para Adler no existen subdivisiones de la personalidad como  el ego, el yo y el superyó, y de ahí que su teoría se haya denominado también Teoría holística o indivisible. Adler comprende al individuo en su singularidad, relacionándolo con su contexto social y cultural. En este sentido fue un precursor de la psicología social y de los modelos integradores actuales.
En los inicios del psicoanálisis fue un importante colaborador de Freud y llegó a ocupar incluso la presidencia de la Sociedad Psicoanalítica,  pero diferencias en conceptos fundamentales como la sexualidad le hicieron alejarse y desarrollar su propia teoría.
En 1912 publica “El carácter neurótico”, su obra más importante. Para Adler el sentimiento de inferioridad (consciente o inconsciente, con sus mecanismos de compensación), es la clave para promover el desarrollo positivo y el crecimiento personal.
Crecimiento y superaciónAdler y Freudsuperación Adler
Sin embargo, cuando uno no es capaz de compensar los sentimientos de inferioridad se genera el complejo de inferioridad (incapacidad para afrontar los problemas de la vida); por otro lado, cuando la retribución es excesiva, se forma el complejo de superioridad (opinión exageradamente de nuestras habilidades y logros).
Determinan nuestra personalidad patrones adquiridos según nuestro estilo de vida y orden de nacimiento, según Adler.
Los estilos de vida, existen cuatro tipos básicos: el tipo dominante o controlador, muestra una actitud autoritaria, sin consideración hacia los demás, llegan a convertirse en delincuentes o psicópatas, en menor grado solo drogadictos, alcohólicos; el tipo inclinado a recibir, el más común, es dependiente de otras, espera recibir no dar; el tipo evasivo, no hace frente a los problemas, no arriesga, pasa por alto las dificultades por miedo a fracasar; el tipo socialmente útil, los anteriores estilos de vida no son útiles a la sociedad, este en cambio, es tolerante con las personas, busca ayudar a otros y se desarrolla dentro de los estatutos sociales. Estos cuatro estilos de vida, a su vez, son determinados por el orden de nacimiento.
El orden de nacimiento: los primogénitos, son los engreídos que sufrirán el destrono por sus hermanos, al principio reciben mayor atención por sus padres, sobreprotegen a sus hermanos y si no superan su destrono son proclives a problemas posteriores ; los segundos, son los hijos a quien le da igual lo que suceda con ellos, no han sido destronados ni son los más engreídos; lo últimos hijos, son los engreídos, consentidos e hiperactivos, puesto que no aprenden a hacer solo sus cosas sino que tienen a sus hermanos, les cuesta adaptarse a la vida adulta; el hijo único, nunca pierde la supremacía, son pegados a mamá, pueden sufrir de mamitis, les cuesta compartir y competir con otros porque en casa siempre tuvieron todo para ellos solos, además de ser egocéntricos.
Adler muestra al ser humano más optimista que otros, no lo hace víctima de su pasado, le da el libre albedrío y la capacidad para moldear su desarrollo. Considera importante en el desarrollo de la personalidad los factores cognoscitivos y sociales.

Dividió a la conducta humana en siete principios que están entrelazados y que son complementarios, estos son:
1.1) COMPLEJO DE INFERIORIDAD.
Adler pensó que el hombre nace sintiéndose incompleto e irrealizado, con un profundo sentimiento de inferioridad. "Todo lo que se encuentra frente al bebé es más grande y complejo que él, su sistema perceptual le hace darse cuenta de su inferioridad en la sociedad".
A medida que el niño crece, del primero al cuarto año de vida, observa que continuamente la mayor parte de la gente que lo rodea puede alcanzar cosas, tirarlas, prepararlas y controlarlas mejor que  él, de esta manera, el niño desea igualar las fuerzas y capacidades de quien lo rodea, es así como se inicia la lucha entre la inferioridad y la superioridad (entendiéndose como superioridad la superación del self o sí mismo).
"Una vez que se llega a una meseta en el desarrollo hacia más y mejores habilidades y poderes, el hombre tiene sólo un sentimiento temporal de satisfacción y éxito. En el momento en que puede ver algo mejor y mayor, más allá de donde se encuentra, vuelve a sentirse inferior irrealizado o incompleto." Así se reinicia el proceso, partiendo cada vez de una meta diferente y más compleja.
Esto según Adler es de lo que está hecha la vida, este sentimiento de inferioridad introducido en el nacimiento es lo que nos mantiene viviendo a través de las eras.
Adler se dio cuenta de que muchos de sus pacientes parecían localizar sus quejas y enfermedades en regiones específicas del cuerpo. Descubrió también, que el hombre tiende a utilizar su enfermedad para resolver muchos de sus problemas no físicos. De estas experiencias desarrolló una teoría a la que se refirió como inferioridad orgánica.
El hombre nace con un órgano potencialmente débil en su cuerpo (por supuesto, varía de un individuo a otro), éste es usado para evadir tareas dolorosas e insuperables, tal y como el individuo las conciba dentro de su marco de referencia personal. En otras palabras, si el afán de superioridad se ve bloqueado o totalmente inaccesible para el individuo, él puede buscar un pretexto y excusar su inferioridad diciendo que su órgano débil esta enfermo.
1.2) COMPLEJO DE SUPERIORIDAD
Como inicialmente se había dicho, Adler considera al hombre como un animal agresivo que tiene que serlo para poder sobrevivir. En el transcurso de su experiencia llegó a la conclusión de que el hombre es algo más que un animal agresivo, es más bien un ser que busca el poder en el sentido físico y simbólico a fin de sobrevivir. Sin embargo, abandonó esta idea llegando al concepto que desarrolló a lo largo de su actividad profesional: "el hombre simplemente desea ser superior y este deseo de superioridad surge de sus sentimientos de saberse inadecuado o inferior". Para Adler no hay necesidades o pulsiones separadas; solo existe el deseo de superioridad, que surge de los sentimientos de inferioridad. Superioridad no significa que un ser humano este necesariamente más dotado que otro; indica que "cada individuo está luchando por ser superior dentro de sí mismo y no necesariamente en competencia con otros hombres".
1.3) ESTILO DE VIDA
Para que el hombre llegue a la superioridad partiendo de sus sentimientos de inferioridad, es necesario que conduzca su vida en una cierta forma prescrita. A esta manera de conducir la vida Adler la llamó estilo de vida.
No hay dos hombres que tengan el mismo estilo de vida dos fuerzas demandan un estilo de vida único para cada ser humano:
1)    la dirección de la conducta dictada e impulsada desde el interior del individuo, que pertenece a su pasado hereditario.
2)    las fuerzas de su ambiente que ayudan, interfieren o remoldean la dirección que el deseo interno quiere tomar. "La parte más importante de este sistema dual es el self interno de cada ser humano, que por ser diferente, una misma situación puede producir diferentes reacciones para cada individuo".
Adler considera que las personalidades del hombre surgen de las diferentes condiciones físicas, psicológicas y sociológicas de cada ser humano. Al tratar de sobreponerse a un conjunto diferente de estas tres influencias el hombre surge también como diferente de todos los demás. Algunos de los factores específicos que llevan a un estilo de vida determinado y que hacen que se difiera uno de otro son las experiencias de la niñez; el número de hermanos y hermanas que se tenga, así como el orden del nacimiento dentro de la familia, a esto Adler le llamó psicología posicional.
A pesar del hecho que cada vida es única, Adler pensó que existen ciertas tendencias que son comunes a la gente. "Cada persona tiene las mismas metas que otros que desea alcanzar a través de su self creativo; pero los caminos que los conducen son diferentes".
El estilo de vida es un agente fuertemente interpretativo y acaparador; controla todas las acciones de la existencia en una forma determinada y continua operando a lo largo de los años y permanece constante a su núcleo central. Desde el nacimiento hasta los cinco o seis años de vida el estilo de vida se va fijando a través de la debilidad orgánica del individuo y basado en las capacidades heredadas del niño y en el uso e interpretación que haga de estas capacidades, según Adler, el estilo de vida rara vez cambia.
"Cambiar deliberadamente el estilo de vida de otro es algo más que imposible. Cambiar el propio estilo de vida (que es esencialmente la única forma en la que puede cambiar) es doloroso, ya que en el momento del cambio uno ya no tiene estilo de vida". Adler cree que la forma más práctica de cambiar es dirigir el estilo básico hacia fines que topen paulatinamente con menos frustraciones.
Adler pensó que hay tres factores que a menos que se corrijan o se compensen, crearán estilos de vida inoperantes en la sociedad que producirán infelicidad y desgracia. Estos tres factores son:
A) Inferioridades de naturaleza orgánica o mental.
El niño físicamente impedido puede de manera comprensible tener mayores sentimientos de inferioridad que aquel físicamente normal. Algunos niños con debilidad orgánica nunca superan sus sentimientos de inferioridad y sucumben a un estilo de vida derrotado y sujeto a todos los peligros de la existencia. Otros compensan tan fuertemente una inferioridad orgánica, que logran un grado de superioridad más allá del que se pudiera esperar.
El impedimento mental en nuestra sociedad opera en forma más severa por varias razones. Primero, la compensación es mucho más difícil de lograr por un cerebro limitado que por uno normal debido a la dificultad en la comprensión. Segundo, la variedad de comprensión para la compensación está más limitada en las actividades mentales que en las actividades físicas. Tercero, la sociedad moderna opera mas sobre la base del poder cerebral que sobre el poder físico. Cuatro, la sociedad entiende y tolera menos las actividades compensatorias del que es inferior desde un punto de vista mental, que las del que es inferior desde un punto de vista físico (pero mentalmente normal).
El grado en el que ambos tipos de sujetos (impedidos físicos o mentales) pueden lograr la superioridad, depende de la cantidad de aliento y dirección realística que desde niños hayan recibido de sus padres o de otras figuras adultas de su medio.
B) Niñez consentida e indulgente.
Adler piensa que el pequeño demasiado consentido es un lisiado desde el punto de vista psicológico, dirigido a una vida con una falta total de superioridad real del self.
"Sucumbir en demasiada frecuencia ante los deseos del niño, piensa Adler, lo priva de la valiosa oportunidad de ejercer y desarrollar un sentimiento de superioridad dentro de sí mismo". El niño no puede, de ninguna manera, desarrollar un estilo de vida propio completamente independiente de aquellos que lo cuidan. Cuando un ser humano no tiene nada por qué luchar debido a que todos los problemas le han sido solventados o disminuidos, no  puede de ninguna manera aprender a sobreponerse a las dificultades a que se enfrentará posteriormente en la vida. Adler considera que la personalidad consentida es el azote de la sociedad.
C) Rechazo en la niñez.
El niño rechazado sufre al igual que el consentido durante su desarrollo por un estilo de vida. Sin embargo, a diferencia del niño mimado, actúa con menos fricción a la sociedad. Su contribución al grupo social es menor; pero la pérdida real proviene de la falta de triunfos obtenidos en la vida; aunque haya tenido algunos triunfos, no son reforzados por los demás; el resultado de ello es que produce un estilo de vida lánguido e indiferente ya que no obtiene alegría para sí ni para los demás. El rechazo lo obliga a tomarse a sí mismo como modelo.
Las condiciones sociológicas también pueden operar con igual fuerza en el modelamiento de un estilo de vida inadecuado a pesar de la normalidad de las condiciones físicas y psicológicas. En forma inversa, un ambiente temprano enriquecido y estimulante puede fomentar un estilo de vidas adaptable a múltiples condiciones en los años posteriores.
1.4) SELF CREATIVO
El hombre crea una estructura del self (de sí mismo) a partir de su pasado hereditario, interpreta las impresiones que recibe durante el transcurso de su vida, busca nuevas experiencias para realizar sus deseos de superioridad y reúne todo esto para crear un self que es diferente de cualquier otro. "El self creativo es un paso adicional más allá del estilo de vida, es original, inventivo, y crea algo que nunca antes existió: una nueva personalidad, crea un self".
1.5) SELF CONSCIENTE
El hombre se da cuenta de todo lo que está haciendo y sobre la base del autoexamen puede deducir el porqué de haber actuado en ciertas formas prescritas. "La conciencia es el núcleo de la personalidad". El hecho de que pueda pasar inadvertido en cualquier momento un recuerdo del pasado no significa para Adler que el pasado esta reprimido. Adler lo justifica diciendo que la memoria es un mecanismo de la mente, y como todos los procesos, puede no operar en forma eficiente. La ineficiencia de ella (el olvido) es producto de la falta de bienestar orgánico, junto con un pobre entrenamiento o falta de práctica de las funciones respectivas, en donde las diferencias individuales también entran en juego.
1.6) METAS FICTICIAS
Aunque Adler pensó que el pasado es en realidad importante, ya que de éste surge el estilo de vida y el self creativo, es el futuro el que moldea lo que el hombre hará con su self creativo en cualquier momento dado. "Solo la meta final puede explicar la conducta del hombre". Esta puede ser una ficción debido a que ha sido fabricada como un ideal que se desea alcanzar. Las metas ficticias son inseparables del estilo de vida y del self creativo.
1.7) INTERÉS SOCIAL
Adler extendió su teoría para establecer que el hombre también es un ser humano socialmente interesado. Como todos los instintos, necesita un contacto para ponerlo en acción. Para empezar, un ser humano está predispuesto a interesarse en las criaturas humanas que le parecen. El interés reside en el ambiente social que lo rodea; todavía no es un interés social, como se desarrollará  posteriormente.
El niño se da cuenta de su madre, de su padre, de otros seres humanos semejantes que lo rodean, y también se da cuenta del importante hecho de que todos estos hacen las cosas para él. Adler pensó que estos cuidados que se prodigan al niño, deben causarle alguna impresión, y que lo más lógico sea la sensación de que el mundo es bueno con él y que se ayuda a sus semejantes. "Ser criado por animales socializados, convierte al bebé también en un animal socializado".
Después de los cuatro o cinco años que son básicamente los formativos y a lo largo de las experiencias escolares, el niño empieza a identificarse con grupos sociales propios. Por medio de un proceso de empatía, aprende lo que se siente ser débil, y siente que tiene a otros para que lo ayuden. A su vez, él desea ejercer sus emergentes sentimientos de superioridad para que cuando se presenten las oportunidades, también se vuelva y ayude a los menos afortunados. Este proceso enriquece sus sentimientos de superioridad y fortalece el interés social que está empezando a desarrollar. "A través de los procesos de identificación, empatía y cooperación, el niño aprende que existe una reciprocidad única dentro del mundo: ayuda tú a otros, ya que puedes necesitar ayuda para lograr la superioridad.
Como el hombre nunca logra la superioridad totalmente, se retiene un sentimiento de inadecuación. Esta impresión es universal y por tanto, se vuelve un lazo común entre los hombres. “Posiblemente la sociedad perfecta lo eleve junto con ella y, a través de la asociación con ella realice su deseo interno de superioridad". El estilo de vida y su self creativo ahora incorporan un principio de interés social que permeará su conducta a lo largo de su existencia.
Alfred Adler también llegó a asociar al concepto de inferioridad con la debilidad y con la femineidad (a esta concepción la llamó protesta masculina), entonces consideró que tanto los hombres como las mujeres protestaban contra las debilidades. Empero, esta concepción la modificó  debido a que le parecía incompleta; gradualmente la amplió y llegó a la conclusión de que la humanidad es inferior en el nacimiento, y que la inferioridad no tiene nada que ver con la femineidad, sino que es el resultado de una condición hereditaria, seguida después del nacimiento, por un sentimiento de ser incompleto.

El sentimiento de inferioridad deriva de la capacidad de observación y comparación de nuestra especie. Ante la detección de una desigualdad (en aptitudes físicas, inteligencia, recursos económicos, etc.) el sujeto reacciona con una estrategia compensatoria que busca restituir el equilibrio en esa comparación. El sentimiento de inferioridad sería la base para la superación, la idea que dirige e impulsa el cambio, pero una excesiva fijación en este sentimiento puede ser patológica. A este problema lo denominó complejo de inferioridad. Posteriormente la teoría se amplió a la búsqueda de sentimientos de superioridad y los motivos de interés social.
A diferencia de la orientación de Freud, con una visión pesimista del ser humano, Adler introdujo en su teoría el esfuerzo voluntario para conseguir metas postivas personales y en beneficio de la sociedad.

Muchos de los métodos desarrollados por Adler se utilizan hoy en psicología cognitiva, como algunas técnicas de role-playing para la toma de perspectiva y el diálogo socrático introducido por él. Era una persona muy optimista y su trabajo está en consonancia con las nuevas tendencias de psicología positiva, en la sistémica, e incluso se le ha llegado a considerar el padre de la autoayuda.
Aunque sus ideas han promovido muchos avances y siguen inspirando líneas de investigación, su figura no es tan reconocida, probablemente por su generosidad, ya que no le preocupaba demasiado el reconocimiento o el éxito, sino transmitir y provocar los cambios que consideraba necesarios. Defendió con fuerza los aspectos positivos del ser humano e influyó en eminentes psicólogos como Abraham Maslow, Erich Fromm y Carl Rogers, entre otros.

Según Adler todos nacemos con un sentimiento de inferioridad, causado  porque al nacer somos indefensos y dependemos de otros; este sentimiento nos motiva a superarnos, complementarlo con el sentimiento de superioridad o perfección, el cual es el fin último del ser humano.

GISELLA CALIXTO PRADO

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